The textualist octubre: Recuerdos. (parte 3, Final)

Como véis el juego es bien sencillo. Bien, pues empecemos.

Antes de empezar con la última parte de “Recuerdos” os facilito el enlace con la primera y la segunda parte. Así podréis seguir la historia.

Pinchar AQUÍ para leer la primera parte de “Recuerdos”

Y pinchar AQUÍ para ver la segunda parte de «Recuerdos»

Parte 3ª y final: (05 de Octubre de 2011)

Palabras a añadir:

Hielo, Princesa y laberinto: Krysty.
Realidad y sensaciones: Judith
Transcurriendo, caramelo y parapeto: Arturo.
Arroz: Thais.

Continuación…

La expresión de Chema se ensombreció, y Azahara comprendió que su comentario había sido poco acertado.

-¿Te pasa algo cielo?

Preguntó afectuosamente la chica.

-Una mala noche.

Contestó Chema mientras besaba las mejillas de Azahara. La piel de la joven emanaba un delicioso olor a CARAMELO, no le gustaba usar perfumes famosos, solía optar por fragancias de flores, o esencias dulces. Azahara le volvió a preguntar por esa “mala noche” y Chema le contó todo lo sucedido con Álvaro.

-¡Todos los hombres son iguales niña! Mientras puedan conseguir algo de ti, te beneran, y luego ¡hasta nunca! A veces no entiendo porque te gustan a ti Chema…

Exclamó Azahara.

-Vamos Azahara, no digas eso, no todos son así. ¿O a caso piensas eso de mi?

-¡Por su puesto que no! Pero me da mucha rabia que los hombres hagan esas cosas…

Chema sonrió con desgana. A él tampoco le gustaba que algunos hombres actuasen de esa manera. Pero realmente no todos eran así. Y sin duda estaba convencido de que algún día, encontraría a ese hombre que le hiciera vivir SENSACIONES únicas.

-Cuéntame tu fin de semana en Barcelona Azahara.

Ella tomó aliento, intentando controlar la avalancha de insultos que podría dirigir hacia el tal Álvaro. Y contestó:

-Ha sido realmente genial. Aunque ya sabes lo poco que me gusta volar. Pensaba que me pondrían algo de comer, algo sabroso, pero la REALIDAD fue bien distinta; una especie de ARROZ pasado e insípido que por su puesto me negué a comer.

Chema rió ante aquel comentario expresado con un tono pedante muy impropio de ella. La narradora siguió:

-Cuando por fin pude pisar tierra firme, me asombré de lo grande que es aquel aeropuerto. Estaba perdidísima, pero pude coger rápidamente un taxi. Mi hotel estaba en Arco de triunfo y durante el trayecto el conductor no paraba de hablarme en catalán. Me daba vergüenza decirle que cambiara de idioma, además, me hizo gracia poder entender alguna que otra palabra. (Debo reconocerte que estaba más pendiente de las chicas que veía por la ventanilla), Chema hay tanta belleza en Barcelona…

Chema la interrumpió sarcásticamente:

-Algo me dice que no hablas precisamente de la arquitectura de Gaudí, ¿no?

-¡No seas mala! Chema, yo me fijo en todo, te recuerdo que sois los hombres los que no podéis hacer dos cosas a la vez…

Respondió riendo Azahara, y siguió:

-Cuando vacié la maleta me asomé a la ventana y pude ver el gran arco… ¡es precioso! Y al final del paseo de Lluis Companys (creo que lo he pronunciado bien) está el parque de la ciudadela. Pero ya tenía pensado ir a un parque que había visto por Internet así que no visité este.

La mañana iba TRANSCURRIENDO y mientras disfrutaban de las milhojas que Chema había comprado y de aquel delicioso café de “el cafelito” él preguntó:

-¿Y no has salido de fiesta por Barcelona? He oído que la noche barcelonesa es realmente impresionante.

-¡Y tanto que he salido! ¡¿Por quién me tomas?!

Contestó la chica riéndose. Y prosiguió:

-Esa misma noche me puse mis mejores galas, y fui a una discoteca llamada “Arena” es una discoteca de ambiente aunque realmente va gente de toda clase y condición sexual. Me lo pasé en grande, aunque como sabes siempre tengo que quejarme. ¡Diós! ¿Qué les pasa a esos camareros? ¡Los cubitos de HIELO eran enormes! ¿Cómo pretenden meter bebida en esos vasos?

Chema soltó una sonora carcajada. A Azahara le gustaba beber, no se emborrachaba nunca, pero le gustaba tomarse un cubata y siempre se quejaba del hielo.

-Vi a una chica preciosa Chema, era la mujer más bonita que había visto. Parecía realmente una PRINCESA.

-¿Hablaste con ella?

-¿Bromeas? Ya conoces mi suerte, era hetero y estaba con su novio. Uno de esos gorilas de gimnasio rezumando testosterona. Haciéndo de PARAPETO para que nadie se acercara a su novia.

Hizo una pausa para dar un sorbo a su café, y un bocado a su pasta, y siguió:

-El domingo me levanté tarde, serían las once de la mañana, y en una hora tenía que dejar la habitación. ¡Una hora! Eso es lo que tardo solo en ducharme. ¡Qué prisas! Fui a comprarme un bocadillo para llevármelo y fui a un parque que está cerca del hospital del valle de Hebrón. Es un parque impresionante. Tiene un LABERINTO, me perdí dentro, me reí mucho.

Chema pensó que Azahara era más dulce de lo que intentaba aparentar. Su forma de explicar algo tan sencillo como un parque, esa pasión, le otorgaba una ternura increíble.

-Pasé todo el día allí, creo que llené una tarjeta de memoria con fotos de aquel parque… ya sabes lo peligrosa que soy con una cámara en las manos.

Azahara dejó de hablar y se fijó en un hombre que se acercaba por detrás de Chema. Era un hombre apuesto, de pelo rapado y perilla de tres días. Vestía una camisa blanca y unos tejanos desgastados y portaba en sus manos un enorme ramo de rosas. Chema se dio cuenta de que Azahara miraba a su espalda y se giró. Su corazón se sobresaltó un momento, y su respiración se agitó. No podía creerlo, era Álvaro.

-Hola Chema.

Chema se levantó, casi tira la silla del sobresalto.

-Álvaro… ¿qué haces aquí?

Dijo Chema titubeando. Azahara se limitó a contemplar la escena. Mientras el hombre recién llegado volvía a hablar:

-No pensaba volver, pero no he dejado de pensar en ti.

Chema no sabía que hacer ni que decir.

-Pensaba que al irme haría lo más correcto, y que todo sería más fácil. Pero solo llevo unas horas lejos de ti, y ya me estaba costando pensar. Chema, sé que te he hecho daño, y me merezco todo el desprecio que puedas sentir. Pero no puedo seguir engañándome, ¡no quiero seguir engañándome! Y negar que ayer me diste la mejor noche de mi vida sería mentirme a mi mismo. ¿Cómo lo has hecho? ¿cómo has conseguido meterte de esta forma en mi mente? Si quieres que salga de tu vida, lo haré, no volveré a molestarte…

Chema no pudo esperar a que Álvaro dejara de hablar, y le interrumpió besando sus labios. Ambos se fundieron en un beso dulce, lleno de sentimientos. Azahara sonrió, y recordó la réplica de Chema al decirle que no todos los hombres son iguales. Los labios de ambos se separaron y las mejillas de Chema se vieron pinceladas por dos lágrimas. Siempre había visto escenas de películas en las cuales sucedía algún acto romántico poco probable. Y ahora estaba viviendo uno. Los dos se dedicaron una dulce sonrisa. Y volvieron a besarse. Chema invitó a Álvaro a sentarse y le presentó a Azahara, que aún le miraba desconfiada. Pero pasaron la mañana y el resto del día juntos. Entre risas y miradas, entre suspiros y abrazos, entre besos y caricias. De esa forma que todos soñamos, y que solo unos pocos afortunados consiguen.

-Fin-

Os comunico que las palabras que me dejéis este mes servirán para el inicio de una nueva historia. No os diré el género del nuevo guión para no influir en vuestras palabras. Gracias a todos/as.

3 pensamientos en “The textualist octubre: Recuerdos. (parte 3, Final)

  1. Ufff que historia, he de reconocer que me ha puesto los pelos de punta, me transmite muchas cosas, sobretodo ternura. Esperaba ansiosa el final de esta historia, y me ha encantado!!.
    Nos vemos en la próxima, que como no, dejare mis palabras para formar parte de ella!! Un placer!

  2. Gracias! Creo que es la primera vez que consigo acabar una historia en la web. Esta sección hace años que la creé, pero como no tenía comentarios, y nadie me dejaba palabras, la acabé quitando. Es la primera vez que tengo palabras en las tres publicaciones.

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